Desde hace muchos años, en textos sobre violencia machista o violencia de género, se habla de que no hay un perfil de mujer susceptible de sufrir violencia, cierto, y se usa la expresión “el único factor de riesgo es ser mujer”, yo misma he seguido usando esa expresión mucho tiempo por inercia. Pero creo que urge una profunda reflexión sobre cómo nombramos las cosas. Ser mujer no es un factor de riesgo, el factor de riesgo es ser hombre, al menos un determinado tipo de hombre. El verdadero factor de riesgo es la masculinidad hegemónica y patriarcal dañina y letal. Esa masculinidad tradicional nos mata a nosotras pero también a ellos (guerras, accidentes de tráfico, agresiones, suicidios,…) La construcción de un modelo de hombre inhábil para gestionar emociones, para expresar sentimientos, para relacionarse afectivamente con buenos tratos, para romper una vida en pareja sin daño,… es un auténtico factor de riesgo y creo que debemos poner el foco en ellos, además de en nosotras.
Reflexionando sobre el último asesinato machista, Ana era maestra, coordinadora de igualdad de su colegio, esos debieron haber sido factores de protección, pero de poco sirvieron. Entonces, el problema no es que Ana fuera “un factor de riesgo” por ser mujer, el problema es que había un tipo que se cruzó en su camino y no toleró algo, una decisión de Ana como romper la relación tal vez, y respondió de forma cruel y violenta, asesinándola. Los asesinos, maltratadores, agresores sexuales,… son factores de riesgo andantes y, o se invierte en intervenciones con niños, adolescentes y jóvenes sobre nuevos modos de ser hombre o cada semana seguiremos teniendo una mujer asesinada in aeternum.
Hace años también escuchaba argumentos de que no valía la pena invertir dinero en los agresores sino que había que reforzar la atención a víctimas, y es cierto, hay que reforzar la atención a víctimas (las listas de espera para atención terapéutica siguen siendo sangrantes), tenemos que lograr que todas las chicas, mujeres, que inician relaciones afectivas tengan los elementos para detectar situaciones de violencia y sean capaces de alejarse de ellas, pero mientras trabajamos el empoderamiento y la autoestima en nosotras, ellos siguen siendo los mismos analfabetos funcionales emocionales, por tanto, continuamos perpetuando el “riesgo”. Urge prevención con los chicos, urgen otros modelos de prevención en los que se trabaje desde los distintos niveles (prevención primaria, secundaria y terciaria) y en los que además de incidir en las niñas y chicas para que sean valientes, fuertes y sean capaces de romper con la violencia desde el minuto cero, también se incida en construir un modelo de hombre que sea capaz de bucear en las profundidades de sus miedos, de sus inseguridades, de su rabia,… y que articule respuestas y formas de interrelación personal no dañinas y bientratantes. Mientras no vayamos a por ese “hombre nuevo”, seguiremos lamentando feminicidios.
Y la responsabilidad es de los poderes públicos, de desarrollar políticas preventivas estables y con enfoques adecuados, pero también es de la ciudadanía, de esos hombres “buenos y progres” que existen pero que siguen estando demasiado acomodados en sus privilegios, y mientras luchan por el cambio climático, la defensa de los animales, los derechos de lxs migrantes o cualquier otra causa noble y justa, los derechos y la vida de las mujeres siguen en segundo plano.
Comparto totalmente lo que transmites, se pone siempre el foco en la mujer (haciéndola protagonista, sí, pero responsable en gran parte de la situación y dejando en ella toda la carga para terminar con esta), y dejando a un lado el princioal origen del problema, el que perpetúa la violencia. Justamente el TFG lo voy a enfocar por ahí, en poner el foco en los chicos jóvenes, ver su actitud e implicación en la violencia de género para así dar visibilidad a la falta de trabajo y formación con ellos de manera específica. Un saludo Maria y te espero pronto por los pasillos de la facultad.
Gracias! Un interesante tema para el TFG! Yo también espero que a partir de marzo vuelva a la rutina docente! Gracias por tu comentario!
Muy interesante María! Felicidades por el artículo! Urge trabajar en la prevención para erradicar esta lacra, esta claro! Y trabajar las emociones con chicos, entender nuevas formas de masculinidades y rechazar la idea de «machito, machote» es prevenir, totalmente de acuerdo!
Gracias Laura! Me alegro que compartamos la misma visión, un abrazo!