Este post viene motivado por el circo mediático que se ha organizado en torno a la terrible tragedia de la pérdida de una vida humana tan pequeña y vulnerable. Partiendo del dolor ante la muerte de Julen y las condolencias a su familia y amistades, me gustaría comentar algunos elementos, en versión lluvia de ideas deslavazada, para la reflexión.
- Debo ser de las pocas personas que no ha visto en la tele ni una sola imagen ni un solo programa sobre el rescate del pequeño, sin embargo, a través de las redes he sido consciente del bochornoso espectáculo que han ofrecido algunos medios de comunicación carroñeros frente a esta tragedia. Poner el foco mediático en unos hechos, implica invisibilizar otros. Mientras media España estaba pendiente de la suerte que correría esta criatura (he llegado a escuchar hasta apuestas sobre si lo rescataban o no con vida, banalizando de esta forma lo que estaba sucediendo), no se prestaba la misma atención a los niños y niñas que están en otro pozo, el Mediterráneo, intentando alcanzar una vida mejor, y que quedan sepultados sin que se haga el mismo esfuerzo por su rescate. Tampoco veo que un país entero se preocupe de la suerte que corre la infancia que sufre violencia cotidiana: que conviven en contextos de violencia machista, que sufren violencia sexual (1 de cada 5, según datos oficiales de prevalencia), o que pierden su vida a manos de maltratadores,…
- ¿Por qué nos impactan y nos importan más unas vidas que otras? ¿Las niñas y los niños tienen más o menos valor en función de su origen, familia, etnia, sexo, edad,…? ¿Por qué nos volcamos con unos casos más que con otros (ej. Gabriel Cruz, Julen)? ¿Son los medios los que dictan las prioridades emocionales de la ciudadanía? Urge un análisis crítico sobre cómo se determina qué es y qué no es importante en nuestro país, urge tomar distancia de los medios y utilizar más el sentido común y la empatía.
- La infancia está expuesta a situaciones de violencia constantes, y no hablo solo del maltrato físico, psicológico o sexual, hablo de negligencias, hablo de socialización y crecimiento en un mundo que no les considera personas ni garantiza sus derechos de ciudadanía: a una vivienda, al aprendizaje, al juego, al bienestar… Pero también hablo de familias concretas que lesionan a diario a criaturas que sufren la victimización secundaria de un sistema que las desprotege y las lanza en los brazos de maltratadores o depredadores sexuales (custodias asignadas a padres que cumplen criterios de cara al sistema pero no de cara a sus hijos/as a quienes dañan con el beneplácito de la justicia patriarcal).
- Mientras la sensibilidad de un país está a flor de piel con un caso, muchas personas, que seguro se volcaron con este, oyen llantos en la puerta de al lado y no desarrollan ninguna acción protectora sobre esa criatura concreta. ¿Servicios Sociales? No, no hay que inmiscuirse, sus padres sabrán lo que hacen… Y así, se sigue manteniendo la idea de que las niñas y los niños son propiedad de sus padres, y cuidado con cuestionar el poder del “pater familias”.
- Y ante eso, ¿cómo responde el sistema? En muchas ocasiones de manera muy eficaz, pero en otras, los procesos se dilatan eternamente y las criaturas quedan “en tierra de nadie” o en tierra del agresor que es lo más preocupante. Creo que es urgente repensar la protección de la infancia teniendo en cuenta sus necesidades y no las de las personas adultas. Si una niña o un niño dice que le maltratan o que abusan sexualmente de ella/él, no puede continuar en el entorno agresor como si no pasara nada mientras se dan infinitas oportunidades de cambio a la familia. Si con las mujeres víctimas de violencia se han activado opciones de emergencia y atención inmediata, con la infancia, con toda, debe ser igual, no en función del juez o jueza sensibilizado/a que le toque, actuaciones protectoras inmediatas por parte del sistema de Servicios Sociales especializado mientras la maquinaria judicial se pone en marcha. Si existe (en Canarias) un DEMA (Dispositivo de Emergencia para Mujeres Agredidas), ¿por qué no activar otro DEMA (Dispositivo de Emergencia para Menores Agredidxs) inmediato? ¿Por qué no preguntar a la criatura qué quiere, qué necesita en el momento que relata el maltrato o la agresión sexual y darle la posibilidad de estar unos días alejada del contexto de riesgo hasta que se explora y se valora en profundidad su situación? Lo más habitual es devolver a las niñas/os a su contexto salvo en casos realmente sangrantes. Luego nos llenamos la boca con que la infancia es el futuro, lo importante que es prevenir la violencia,… pero la dejamos expuesta ante los agresores y agresoras (que sí, que también las mujeres maltratan a sus peques).
- Advertencia para profesionales de los Servicios Sociales: este planteamiento no pretende saturar el sistema ni declarar desamparos constantemente, pero sí creo que estamos haciendo en muchas ocasiones actuaciones desprotectoras que no tienen en cuenta las necesidades reales de la infancia sino los intereses adultos, tamizados por prejuicios y sesgos de género.
- Si la infancia es el futuro, si en función de cómo cuidemos y tratemos a la infancia de hoy, serán personas adultas mañana, ahora mismo nos espera un futuro preocupante. Si para ser familia adoptiva se necesita pasar una exhaustiva valoración, para ser familia biológica no se necesita nada, tal vez deberíamos plantearnos que ser padre o madre es una grandísima responsabilidad y no solo examinar a las familias adoptantes. Para ser un buen padre, una buena madre, se necesita un “carnet de persona bientratante” o eso, o a comprarse nenucos y a jugar con ellos, las criaturas reales no son juguetes.
Voy a finalizar esta reflexión con un caso vivido en mi experiencia profesional. Hace ya algunos años, una familia con la que trabajé perdió un hijo en un incendio en su vivienda, una terrible tragedia… (¿o una negligencia? no es objeto de este post analizarlo) Algunos años después tuvieron otro hijo y le pusieron el mismo nombre del hijo fallecido. ¿Un sustituto a sumar a los varios hijos/as que ya tenían o un recuerdo amoroso al ausente? … Las criaturas no son objetos intercambiables, son seres únicos que merecen una vida digna, amorosa y de cuidados, de desarrollo emocional, social y cognitivo equilibrado… Hoy los hijos e hijas de esa familia que nombro siguen presentando múltiples indicadores de riesgo y están en permanente seguimiento por los Servicios Sociales especializados … No sé cómo será su futuro adulto, ojalá tengan capacidad resiliente y rompan con el ciclo de exclusión y negligencia de su entorno, pero la duda está presente.
En Trabajo Social solemos incluir un pronóstico en los informes sociales, intentamos prever qué podría ocurrir si las medidas de intervención propuestas en nuestros dictámenes técnicos no se llevan a cabo… He visto demasiados pronósticos cumplidos, ojalá el sistema de protección diera un vuelco para poner en el centro el “interés superior” del menor que dice la ley y los pronósticos negativos se conviertan en relatos de esperanza y superación. O apostamos por la prevención y la protección inmediatas o, siento ser pesimista, pero el porcentaje de repetición de las situaciones vividas seguirá siendo demasiado alto.
Fantástica!!! Una reflexión digna de tener en cuenta
Gracias Ester! Un abrazo!
Excelente ! Gracias María
Gracias a ti por ser fuente de inspiración! 😉 Un abrazo!
Certero. Gracias por dedicarle el tiempo a plasmar brillantemente por escrito estas reflexiones. Muchas personas estamos en tu línea.
Gracias Eulalia! Sé que no estamos solas, que hay más gente en nuestra línea y es estupendo sentirse acompañada de grandes profesionales como ustedes! Un abrazo!