Hoy estaba leyendo un artículo de Marcela Lagarde del año 1995 que se llama «Identidad de género y Derechos Humanos. La construcción de las humanas» (absolutamente recomendable, por cierto, como todo lo de Marcela), y tenía una frase que me ha dejado impactada por su relación directa con lo que acaba de suceder en Noruega. La comparto:
“Si no enfrentamos con eficacia y efectividad el sentido patriarcal de la vida, cada año y cada día que pase, en lugar de aminorar, los sexismos se sumarán a otras formas de dominación nacional, de clase, etnocida. Los sexismos, como hasta ahora, serán atizados y usados como combustible para los neofascismos, la fobia a los extranjeros, a las personas de otras opciones políticas, de otras creencias y prácticas religiosas o mágicas, sexuales o estéticas. La fobia a los otros, a las otras, se reproduce por el fomento de la desidentificación entre personas diferentes. Esta creencia dogmática refuerza la tesis de que sólo pueden identificarse positivamente entre sí las personas y grupos semejantes. La fobia al otro, a la otra, como sustrato cultural y de autoidentidad llega al extremo cuando el horror, el rechazo y el daño se legitiman y abarcan a cualquiera”.
Para continuar la reflexión, la lectura del artículo completo, merece la pena.