Hoy media Europa está «de los pelos» ante el temor de que Syriza obtenga una mayoría significativa en las elecciones griegas. No entiendo por qué les preocupa tanto Syriza y no les preocupa Amanecer Dorado. Se supone que estos últimos no van a ganar, pero su solo incremento ya es para preocuparse. Tal vez les preocupa que Syriza sea en estos momentos de las pocas voces críticas frente al modelo neoliberal salvaje alemán. Tal vez les preocupa que se escuche que se puede salir de la crisis de otra manera y que alguien quiera poner freno a los desmanes de Alemania y sus socios capitalistas sin escrúpulos, que no dudan en propiciar que un país se hunda mientras sus bolsillos se llenan.
Se dice que las elecciones griegas pueden provocar una catástrofe sin precedente en los mercados, pero la ciudadanía de a pie seguiremos despertándonos todos los días sin notar demasiado los efectos de la «catástrofe». En Grecia seguirá la gente ahogada cada vez más, familias durmiendo en la calle, incremento de suicidios,… pero al FMI le da igual la gente. Ahora a España le piden nuevos ajustes, en las mismas personas de siempre, no en banqueros y políticos, no, en el funcionariado, como si el personal al servicio de la Administración Pública fuese de la peor ralea y tuviera la culpa de la crisis. Yo no soy funcionaria, ni siquiera laboral fija, y mi sueldo baja y baja y mi trabajo sube y sube. ¿Hasta cuándo podremos resistir? Me veo cual minera asturiana lanzando proyectiles a diestro y siniestro y apostada tras una barricada. (Por cierto, todo mi apoyo a la lucha minera).
Qué «jartura» de mundo, ¿y saben lo que más me fastidia? Que Angela Merkel y Christine Lagarde sean mujeres. Urge que las mujeres feministas lleguen al poder para hacer políticas de otra manera, políticas que piensen en la ciudadanía y no en los bancos. Está claro que ser mujer no es garantía de nada, Merkel y Lagarde lo están demostrando. Frente a esa idea que dice que para un hombre incompetente en el poder que esté una mujer incompetente, yo abogo por la erradicación de los y las incompetentes. No podemos aspirar a la incompetencia, a la mediocridad, al capitalismo salvaje y al neoliberalismo por mucho que su modelo lo represente una mujer. Yo ni quiero hombres fachas ni mujeres fachas, quiero mujeres y hombres comprometidas/os con la igualdad, con el bien común no con el suyo personal. Aunque, evidentemente, entre un hombre que se dice igualitario y una mujer feminista, siempre apostaría por las mujeres… llevamos demasiado tiempo faltas de poder y protagonismo como para que sigamos encumbrándoles a ellos.