¡Cuánto daño ha hecho, y está haciendo, la restricción emocional masculina! No suelo reflexionar mucho sobre mi práctica profesional, pero llevo unas semanas con varias situaciones familiares muy difíciles en mi trabajo que han generado estas breves ideas. Últimamente he tenido la oportunidad de hablar con muchos papis y menos mamis que no les dicen “te quiero” a sus hijos/as, que no les demuestran afectividad, que no les abrazan, besan o les dicen palabras bonitas. Luego piden un/a psicólogo/a para sus respectivas criaturas porque no saben qué les pasa, por qué tienen problemas de conducta,… No paro de ver peques que idolatran a sus padres pero estos practican un abandono afectivo brutal que genera un malestar expresado en conductas autolíticas, autolesivas (la “moda” de los cortes, especialmente en chicas) o agresivas en grado extremo (especialmente en chicos). Y es que el género, en cualquier sistema, y el educativo no iba a quedarse atrás, está omnipresente. La socialización tradicional del modelo masculino en el que se restringe la expresión emocional porque “los chicos no lloran” está generando no pocos problemas en el mundo que vivimos. Hace un par de meses realicé una actividad sobre “Buenos tratos” en un sexto de primaria en la que una niña relató una experiencia vital absolutamente demoledora, y mientras el resto de niñas de la clase lloraban y por la cara de la que suscribe corrían dos lagrimones, los niños se mantenían imperturbables. Al finalizar la actividad se me acerca uno y me dice: “a mí casi se me escapa una lágrima”, a lo que yo respondí que era muy bueno y sano llorar cuando algo nos emocionaba y que no hubiera habido ningún problema en que dejara salir esa lágrima y unas cuantas más. Once años y ya reprimiendo emociones… Cuando normalizamos que jueguen al “Call of Duty” o al “GTA” pero encontramos vergonzoso que un niño llore, cuide o muestre afecto es que nuestra sociedad está seriamente enferma.
Tanto desde el sistema educativo como desde muchas familias, estamos aun demasiado acostumbradas/os al modelo educativo del regaño, de lo negativo, de lo que hacen mal las y los peques, y parece que los aspectos positivos se han de sobrentender sin explicitarlos; y las criaturas necesitan demostraciones explícitas de afecto, necesitan sentirse queridas, vincularse de manera segura a personas que les proporcionen estabilidad, amor y normas. No es tan complicado, pero lo hacemos tan difícil…
Llevo varios cursos haciendo actividades de promoción de los buenos tratos entre 1º y 6º de primaria pero son como una gota de agua en un océano de contenidos curriculares donde lo emocional sigue estando bastante ausente. Afortunadamente, la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias ha diseñado una asignatura específica de educación emocional y creatividad que podría ser una herramienta fantástica para incorporar otros modelos pedagógicos en el sistema educativo, mientras no caigamos en el método de enseñarla a través de “fichas” de trabajo. La conciencia corporal, la expresión y gestión emocional, el respeto a la diversidad, la igualdad, el rechazo a las violencias (machistas, racistas, lgbtifóbicas, por cuestión de discapacidad,…), la resolución asertiva de conflictos, una educación participativa y democrática,… han de convertirse en el centro del currículum pedagógico y de la educación familiar. O eso, o el malestar de nuestros peques será tal en unos años que no habrá recursos suficientes para gestionarlo.
Decir “te quiero” no cuesta tanto, son dos palabras “mágicas” generadoras de bienestar cuando se dicen desde el corazón, hagamos que las niñas y los niños que han de construir nuestro futuro crezcan emocionalmente estables, con límites, con valores, con hábitos saludables,… pero sobre todo, con amor.
Estupendo trabajo vivencial educativo sobre esa parte vital que son las emociones en los niños y adolescentes. Muy de acuerdo contigo en este estudio ya que enseñarles a que expresen sus emociones y sentimientos desde esas edades tempranas le aseguran una adultez mejor y más sana y feliz. Felicidades.
Gracias Paula! Un abrazo fuerte!
Ahí has dado en la llaga, en donde la sociedad actual cree que ha aprobado esa asignatura pendiente: «expresar sus emociones» y cómo aún no ha aprendido en qué consiste el «invento». Y veces es tan sencillo como alternar las vivencias que las chicas y los chicos experimenten dentro y fuera del aula, en el ámbito escolar o el familiar y el que promueva el propio entorno social; mantener el equilibrio en el uso de las nuevas tecnologías no debería ser incompatibles con salidas frecuentes a la naturaleza, tomar contacto con la roca madre de un risco, abrazar un árbol en un parque, en el monte, experimentar el tacto y el calor de un animal (acabo de leer en un post de facebook la cantidad de gente que teme a los gatos por ejemplo), son sólo unos ejemplos nimios por las que empezar a liberar y experimentar sensaciones afectivas, sobre las que ir subiendo en esa escalada emocional que no todas ni todos, estamos del todo dispuestas, como personas, a priorizar en nuestros objetivos personales… Queda tanto por hacer….Me encantó tu artículo por si no lo dejé claro, da tanto de si….
Gracias Liliana! Besos!