Este post es un mero trámite. Tengo dos laaaaaaaaaargos artículos iniciados e inconclusos que debería haber publicado este mes, pero no me da la vida para más, así que para cumplir con mi autocompromiso de un post mensual aquí va esto. Mañana me perderé unos días de mi civilización particular para reencontrarme con un viejo amigo, amistad por cierto, forjada de encuentros y desencuentros, a ver si esta vez la edad y la madurez logra que el nuevo reencuentro sea más duradero. Celebraremos «Halloween», es decir, la noche de difuntxs, contando historias de miedo, o emborrachándonos un poco, que casi será mejor, o ambas cosas a la vez, para soportar las historias de miedo. Aunque para historias de miedo, de terror auténtico, las que nos brinda nuestro des-gobierno a diario.
Así que estos días espero olvidarme de los desaguisados gubernamentales, volver recargada de energía mediterránea y comenzar noviembre, el mes de lucha por la erradicación de las violencias de género, con renovadas ganas de seguir apostando por hacer de este mundo un lugar más habitable.