Hace unos cuantos siglos, las mujeres no éramos ciudadanas, no teníamos derechos ni estábamos en «lo público». Las mujeres no éramos agentes de pacto, los pactos los hacían ellos, los hombres, los que decidían cómo se sentaban las bases de la convivencia, qué era delito y qué no, cómo se repartía la riqueza, el trabajo, el poder… El lema de la revolución francesa «Libertad, igualdad y fraternidad» (frater = hermano; en masculino para más señas) no nos incluía.
Y eso deben seguir pensando algunos en Arico (municipio del sur de Tenerife) tres siglos después. En esta última legislatura, accedió a la Alcaldía una mujer, Olivia Delgado Oval (PSOE), joven, preparada y con ganas de introducir cambios en un municipio que hasta ahora había sido gobernado durante más de 20 años por la misma persona. Pues bien, el pasado 6 de abril, la citada Alcaldesa cesa cautelarmente a un concejal de su Ayuntamiento, Jesús Montañez del CCN, al haber sido acusado de malos tratos. La Alcaldesa aludió a la pérdida de confianza dado que no se la informó de la acusación que pesaba sobre él por un presunto delito de violencia de género. Tres días después, el 9 de abril, los «caballeros» de dos formaciones políticas, la del concejal cesado (CCN) y la del ex-alcalde «cuasi-vitalicio» (CC) presentan una moción de censura contra ella. ¡Qué curioso! ¿no?
El «premio» que ha obtenido la Alcaldesa por una decisión coherente con sus principios y coherente con lo que éticamente corresponde frente a la imputación por un delito de malos tratos, ha sido exponerse a la más que probable pérdida de su cargo. Ojalá hubieran más Olivias, ojalá las y los responsables públicos tuvieran la valentía que ha tenido esta mujer para trasladar a la sociedad el mensaje de que frente a la violencia de género no podemos permanecer impasibles. Le ha costado cara la coherencia, pero creo que la dignidad y los principios son más importantes que un cargo.
Nos podríamos preguntar si la respuesta hubiera sido la misma si hubiera sido un Alcalde en lugar de una Alcaldesa, pero lo que ha quedado de manifiesto en este caso es que los pactos «fraternales» están por encima de los Derechos Humanos.
Por cierto, el concejal acusado, que también dirige un colegio público en el municipio, ha sido absuelto. Pero qué quieren que les diga, con un testigo «amnésico» repentinamente y una mujer que se negó a declarar me resulta demasiado sospechoso… Casos como este hay miles: la ocultación de la violencia, el miedo y la anulación de las mujeres frente al poder del agresor es algo demasiado común para quienes conocemos los mecanismos implicados en las situaciones de malos tratos.
La moción de censura se abordará el día 20 de abril en el Pleno, hasta entonces todo mi apoyo y ánimo a la Alcaldesa. Repito, ojalá tuviéramos más ejemplos como el suyo en política. Frente a las impunidades y corrupciones varias que nos rodean, su actuación es una bocanada de esperanza.