Sólo hay dos artistas que sean capaz de situarme en un estado de «fenómeno fan exacerbado»: Lila Downs y Carmen París. A la primera he tenido la oportunidad de escuchar en varios conciertos, tengo un disco autografiado y toda su discografía. A la segunda tuve la oportunidad de escucharla por primera vez en concierto anoche, pese a tener también toda su discografía (sus tres discos: Pa’ mi genio, Jotera lo serás tú e Incubando). (Y también conseguí un disco autografiado!!!).
Con un piano (y un bongó) sobre el escenario y su espectacular voz, Carmen desgranó sus canciones aderezadas con divertidos comentarios sobre cada una de ellas. Fue una actuación brillante que pocos artistas podrían conseguir. Sin banda, ella, su música y sus letras. Carmen es un prodigio de talento y una lástima que sea tan desconocida (al menos en mi entorno). A todas las personas a las que les hablé de ella y del concierto me miraban con cara de ¿y esa quién es? Cuando me preguntaban ¿y qué tipo de música hace? Yo me quedaba un poco «in albis» e intentaba explicar que hacía una fusión con la jota aragonesa y ritmos varios del mundo (jazz, flamenco, música árabe, latina,…) a lo que la gente aún me ponía cara más rara. Después del concierto de anoche, les diré, bueno, ustedes se lo perdieron, qué se le va a hacer!, porque para explicar lo que hace Carmen hay que escucharla, hay que verla y hay que disfrutarla. Hay que abrirse a nuevas experiencias, ritmos y melodías y olvidar el purismo musical por un rato.
Pero Carmen es más que música, es compromiso social y vital, especialmente con las mujeres y la causa palestina, ya que en los pocos minutos que pudimos charlar con ella, fue uno de los temas abordados. En fin, que salí del concierto con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, porque en una hora y media disfruté con el arte de Carmen como hacía tiempo que no disfrutaba. Resulta difícil transmitir con palabras este tipo de experiencias, así que, recomiendo a quienes me leen que la próxima vez que se enteren de un concierto de Carmen París no se lo piensen dos veces.
Ah! por cierto, hay una tercera cantante y compositora de la que soy auténtica fan, pero como la «confianza da asco», y de ella soy amiga aparte de fan, no la sitúo en el podium inalcanzable de las diosas del arte: ella es Arita Mitteenn y también es absolutamente recomendable.