A lo largo de mi vida, he tenido el privilegio de conocer y rodearme de mujeres empoderadas, sabias y luchadoras, feministas la mayoría, de quienes he aprendido mucho y a quienes agradezco que hayan estado o sigan presentes en mi vida. El pasado 26 de enero tuvo lugar un acto, en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad de La Laguna, en el que participaron dos de esas mujeres. Por un lado, Clara Bredy Domínguez, amiga querida y colega de profesión que presentaba su libro “Yo, intensa” y por otro, Olga Mesa Jorge, asesora editorial y acompañante de Clara en su travesía literaria, además de directora “Culturalias”.
Bajo este título, Clara Bredy nos presentó un libro que ha sido fruto de un proceso de duelo, tras una ruptura sentimental, del cual resurgió más valiente, más digna y, si cabe, más intensa. Porque, tal y como comenté en su presentación, Clara, como indica el título de su obra, “es una mujer intensa, si entendemos intensidad como compromiso social, valentía, capacidad de lucha y recuperación ante las adversidades, dignidad. Clara es la trabajadora social a la que todas debemos aspirar, para mí particularmente es un modelo, si no, el modelo a seguir”. Son varias las autoras que por estas fechas publican libros que hablan sobre la intensidad de las mujeres; curiosamente, las antiguas “histéricas” ahora somos “intensas”, siempre intentando desvalorizar nuestras experiencias vitales. El planteamiento feminista frente a quienes nos acusan de intensas es poner en valor esa intensidad, como actitud vital frente a las injusticias, la vulneración de derechos y las violencias que estamos hartas de sufrir por ser mujeres.
El libro de Clara es un relato sobre un descenso a los infiernos del dolor, pero también sobre una recuperación resiliente, en un proceso en el que descubrimos muchas violencias sutiles, microviolencias que a veces pasan desapercibidas, que normalizamos o que están invisibilizadas. Su obra nos plantea reflexiones sobre el amor, la amistad como soporte vital y red de apoyo ante momentos críticos, la gestión de rupturas sentimentales, pero también nos invita a pensar sobre la brutal diferencia sexista que existe entre la vivencia del amor y la ética de los cuidados entre hombres y mujeres. No cuidar, no respetar, aprovecharse de una persona, de sus conocimientos, la falta de reciprocidad en los cuidados,… es violencia. Con la vejez y el cuerpo como ejes transversales de las páginas que componen “Yo, intensa”, Clara va desgranando, en un conjunto de relatos y pensamientos poéticos, el aprendizaje adquirido a raíz de una experiencia vital desgarradora.
El libro fue un proceso terapéutico, y es cada vez es más necesario que las mujeres, históricamente silenciadas, hablemos y compartamos nuestras vivencias sobre las relaciones de pareja, y sobre cualquier aspecto de sus vidas. El silencio les empodera a ellos y nos desempodera a nosotras. Por tanto, desnudarse ante las lectoras y lectores de esta obra es de una valentía y honestidad sin precedentes, y auguro que “Yo, intensa” tendrá un camino literario fructífero y servirá de guía a muchas mujeres y, por qué no, también a aquellos hombres que no consideren la igualdad y el feminismo como amenaza a sus privilegios. Tal y como afirmé en la presentación, “este es un libro que deberían leer todas las mujeres”; ahora que ya ha visto la luz, animo a su lectura porque, tal y como me han comentado alumnas de Trabajo Social que asistieron al alumbramiento de este libro, “es pequeño pero muy potente, en el que prácticamente cada frase requiere de un subrayado y una reflexión profunda”. Una experiencia, sin duda, absolutamente enriquecedora para sus lectoras.
Gracias, lo compraré, me parece muy buena la propuesta
Gracias Nati, ya te indicaré por privado cómo recibirlo. ¡Un abrazo!