Siempre al finalizar un año toca hacer balance de lo ocurrido, nos hacemos propósitos de mejora para el nuevo comienzo y, en buena parte de ocasiones, los incumplimos. En la primera ola de la pandemia nos decían que íbamos a salir mejores, que esa experiencia nos haría reflexionar sobre los aspectos valiosos de la vida, sobre la importancia de cuidarnos y cuidar,… casi dos años después, las mejorías no se observan demasiado… 2021 ha sido un año difícil: no logramos controlar la pandemia, siguen presentes desigualdades y violencias (especialmente contra las mujeres y la infancia), la brecha entre personas ricas y pobres se abre cada vez más, la emergencia climática se agudiza,… pero en este balance no me quiero centrar en las cosas negativas, sino en lo positivo, porque a veces parece que gana el ruido que invisibiliza el trabajo y las vidas de personas, grupos y comunidades que realmente son quienes sostienen la vida, quienes nos cuidan y hacen avanzar un país.
Este balance es un agradecimiento infinito para el personal de los servicios públicos, especialmente para el personal sanitario que, extenuado, sigue velando por lo más preciado que podemos tener, la salud; sin olvidar tampoco otros grandes pilares del sistema de bienestar como la educación o los servicios sociales, estos últimos los grandes olvidados. Durante este año, buena parte del personal público hemos estado luchando (huelgas, manifestaciones, concentraciones,…) para que se reconozca una solución justa al abuso de temporalidad en la administración pública. La Dependencia, el Empleo, la Cultura, la Vivienda, los Servicios Sociales, la Educación, la Sanidad,… están sostenidos por un altísimo porcentaje de profesionales, mayoría mujeres, en situación de fraude de ley, prestando servicios en lo público durante décadas sin tener garantizada una estabilidad laboral pese a los mandatos de Europa. A todas esas personas vaya mi gratitud desde estas líneas, y especialmente al Comité de Huelga, por mantener la lucha, por no perder la esperanza.
A veces no somos conscientes de la importancia en nuestras vidas de personas que pasan más desapercibidas pero que hacen un trabajo imprescindible desde lo público (auxiliares de ayuda a domicilio, cuidadoras de comedores escolares, personal administrativo,…). También desde lo privado hay servicios básicos (supermercados, transporte, farmacias,…), gracias infinitas también a esas personas que contribuyen al sostenimiento de la vida.
Este repaso pretende poner el foco en lo que es realmente necesario y lo que es superfluo; todo lo nombrado es indispensable, sin embargo, las noticias nos informan de las cotizaciones de la Bolsa y de lo que sube o baja el IBEX-35, pero no informan sobre cómo ha consolado a un niño que se ha caído una auxiliar de comedor o cómo ha cuidado a una anciana dependiente una auxiliar de ayuda a domicilio. Y me diréis que eso no es noticia, tampoco cotizamos en Bolsa la mayoría de la población y aquí estamos, tragándonos todos los días las novedades bursátiles. También soportamos estoicamente la crispación política y el ruido que provoca, mientras las invisibles seguimos infatigables cuidando e intentando mejorar la vida de la gente.
Ojalá en 2022 tengamos más reconocimiento y visibilidad para esas hormiguitas, y que los gigantes que mueven el mundo (multinacionales y otros poderes) entiendan que también son frágiles y que, o avanzamos todas y todos, o llegará un momento que no avance nadie. Así que aquí va mi lista de deseos para el nuevo año:
- Más ciencia y pensamiento crítico y menos negacionistas y antivacunas.
- Más fronteras abiertas y menos concertinas y vallas.
- Más empleo y salario digno y menos precariedad e inestabilidad laboral.
- Más viviendas y menos desahucios.
- Más arte, cultura y educación y menos analfabetismo funcional.
- Más sanidad pública, universal y gratuita y menos privatizaciones.
- Más bienestar y justicia social y menos pobreza y desigualdades.
- Más igualdad, respeto y buenos tratos y menos violencias.
- Más democracia y política comprometida con las personas y menos fascismos…
¡Feliz 2022, en especial a todas las personas afectadas por el volcán de La Palma, que este nuevo año sea el de la reconstrucción y el de nuevos comienzos!
Y que no nos falte la música, aquí algunas de mis musas…