Con las redes sociales y la comunicación tecnológica hemos perdido la calidez de las miradas, el contacto físico, los abrazos,… ahora todo se resuelve a golpe de whatsapp, perdemos más tiempo escribiendo que haciendo una llamada (al menos la voz tiene otra cercanía, podemos escuchar la inflexión, el tono, los silencios,…), pero no, ahora los emoticonos lo resuelven todo y eso se convierte en algo peligroso porque sustituye momentos que no pueden ser sino presenciales. Whatsapp no cuida, cuidan las personas, para reflexionar sobre esto propongo un decálogo de la comunicación para construir una ética afectiva y bientratante:
1) Escucha activa: Cuando una persona necesita ser escuchada hay que estar al 100%, no valen distractores como mirar el móvil cada 5 minutos a ver cuántos likes nuevos tenemos, hay que estar presente, mirar a los ojos (con salvedades como en población neurodiversa a la que no podemos forzar para que nos mire) y adoptar una postura acogente y abierta.
2) Empatía: Tenemos que ser capaces de ponernos en el lugar de la otra persona, de conectar con sus sentimientos, de transmitir que estamos ahí, incondicionalmente.
3) Liberarnos de prejuicios e ideas preconcebidas: La comunicación no puede estar condicionada por nuestras ideas previas, hay que vaciar la mente y poner todos nuestros sentidos a disposición de la escucha y el acompañamiento.
4) Presencialidad: No hay nada mejor para un apoyo afectivo que un abrazo, nada sustituye una sonrisa presencial, ni mil emoticonos de whatsapp. Hay momentos en los que la presencialidad es imprescindible (salvo que estemos a dos mil kms. de distancia y no lleguemos a tiempo), por ejemplo, en los procesos de duelo. Ahí no vale un impersonal mensaje de “lo siento mucho” por una red social, ahí hay que estar, física, mental y emocionalmente disponibles.
5) Cuidar el tipo de comentarios para que sean realmente bientratantes: No se trata de decir “espero que estés bien” (este tipo de frases cierra la comunicación, si tú esperas que yo esté bien y no lo estoy coarta una respuesta sincera); se trata de decir “cómo estás”, “qué necesitas”, “estoy aquí, contigo, acompañándote en tu dolor o en tu alegría” (según lo que sea). Procurar decir palabras bonitas y agradables, evitando la tendencia a señalar lo negativo en lugar de lo positivo de las personas.
6) Uso de “mensajes yo” en lugar de “mensajes tú”: Si alguien dice “es que eres un desastre, no haces nada bien”, a esa persona no le dan muchas ganas de mejorar, es más, ese tipo de mensajes suele funcionar como profecía autocumplida, al final nos acabamos creyendo que somos desastrosas/os. Si en lugar de poner el foco en la otra persona, lo ponemos en nuestras necesidades y emociones, la comunicación es más fluida y evitamos la reactividad de la otra persona, ejemplo, “a mí me gustaría que pudiéramos sentarnos a hablar de cómo nos sentimos en la relación”, “me siento mal si la casa está desordenada, sería estupendo que pudiera estar recogida”,…
7) Cuidar las barreras de la comunicación: En todo proceso comunicativo nos enfrentamos a diversos obstáculos que pueden dificultarlo; lo ideal es ser conscientes de estas barreras para poder evitarlas (ruidos, actitudes defensivas, interrupciones, presuponer, inferencias,…)
8) Crear un espacio confortable para la comunicación interpersonal: Si se trata de hablar de temas importantes, evitar encuentros en lugares con mucho ruido o escasa intimidad.
9) Retroalimentar: La comunicación es un proceso bidireccional entre dos o más personas, para comprobar que no se están produciendo fallos en la misma es importante producir feedback. La retroalimentación ha de ser descriptiva, concreta, en positivo e inmediata. Ha de respetar a las personas, evitando sobrecargarlas con demasiada información y eligiendo el momento y lugar más adecuado para realizarla. Describe aspectos objetivos, no juzga a la persona.
10) Diálogo igualitario: Toda comunicación respetuosa y afectiva debe producirse en un plano de horizontalidad, evitando jerarquías y escenarios de poder y control.
Faltarían muchos más aspectos pero se haría eterno este post. Creo que ahora que vienen momentos de encuentros familiares y discusiones con el cuñado en nochebuena por defender que “los inmigrantes nos roban el trabajo” o que “las mujeres denuncian falsamente”, estas bonitas y prácticas indicaciones vendrán de perlas… y a unas malas, siempre podemos pillar el cuchillo jamonero y cortar por lo sano… 😛
Bromas aparte, todo esto que he descrito no quiere decir que yo lo practique al 100%, a pesar de saberme la teoría cometo infinidad de fallos, soy humana, pero sí creo que otras formas de relaciones humanas son posibles, que las personas debemos volver a construir vínculos afectivos y seguros y que las redes sociales son útiles para conectarnos cuando la distancia física nos separa pero no hay nada como un abrazo y que alguien te diga: no te preocupes, estoy contigo.
Como siempre, magnificas sugerencias, me sumo a la práctica cotidiana de las miradas cercanas y los abrazos cálidos.
Gracias! Sé que somos muchas personas las que estamos en esta onda! Tenemos que sumar muuuuuuuchas más! Un abrazo cálido que espero darte presencialmente a la vuelta de vacaciones! 😉
Bravo María, por ese decálogo de la comunicación afectiva, bientratante y cuidadora que yo también deseo practicar
Gracias Asun, yo estoy convencida que ya la practicas! Un abrazo fuerte!