El pasado mes de enero se cumplieron 10 años de la existencia de este blog… 10 años que pasaron desapercibidos para mí misma hasta que unos meses más tarde me he dado cuenta y me he dicho: habrá que celebrarlo! Una década es una fecha importante, simbólica. Mantener un blog de pensamiento crítico feminista que, me consta, ha contribuido a generar interesantes reflexiones en muchas personas, no ha sido tarea fácil; a veces me reitero, la motivación se pierde, el trabajo me desborda y me impide buscar huecos para escribir,… pero aquí seguimos, 10 años después.
En estos diez años han pasado muchas cosas en mi vida y en la vida política de este país. La mal llamada crisis se llevó por delante millones de empleos y vulneró los derechos sociales que tanto había costado construir en el denominado “Estado de Bienestar” (al que ahora podríamos llamar “Estado del malestar y de la corrupción”), sin embargo, mientras el tsunami económico afectó a las personas más vulnerables, los ricos se han seguido haciendo más ricos, las grandes empresas siguen aumentando beneficios que no revierten en sus trabajadoras/es y siete años de gobierno de la derecha han terminado de mermar la fragilidad de las políticas sociales.
La última estafa del gobierno ha sido el “Pacto de Estado contra la Violencia de Género”, gran ausente de la financiación de los Presupuestos Generales del Estado recién presentados. El compromiso político del gobierno central para la lucha contra esta violencia se ha quedado en una foto, y devuelve la pelota presupuestaria a las Comunidades Autónomas y a los municipios… lamentable. Mientras, las campañas siguen animando a las mujeres a denunciar cuando los apoyos que hay detrás son insuficientes. Y si hablamos de mujeres en situación de mayor vulnerabilidad (inmigrantes sin redes de apoyo, trans, con adicciones o problemas mentales, víctimas de trata,…), más ausentes todavía. En estos días he atendido mujeres víctimas de violencia que llevan meses esperando atención psicológica o atención para sus hijos/as porque las listas de espera son largas y los servicios están desbordados; otras en situación administrativa irregular que se enfrentan aún con más dificultades para acceder a los sistemas públicos,… pero se siguen llenando la boca con “no estás sola”, “denuncia”, “te apoyamos”,… mentira! Ni todas están apoyadas ni reciben los recursos que serían deseables en tiempo y forma. Los servicios sociales especializados están saturados por una demanda creciente que pone en riesgo la calidad de la atención. O se incrementan los recursos y se cuida a las/os profesionales que los prestan, o la atención a las mujeres que sufren violencia irá empeorando a pasos agigantados. El impacto de la violencia sobre la vida de mujeres y niñas/os es terrible y se necesitan procesos continuados en el tiempo para superarla. Las criaturas son las grandes olvidadas de la violencia y los recursos para ellas todavía más escasos. Recientemente tuve la oportunidad de escuchar una ponencia de Raquel García Fernández sobre la intervención con niñas y niños víctimas de violencia de género donde se afirmaba que, según UNICEF (2006), la necesidad más básica de la infancia es la de disponer de un hogar seguro emocional y físicamente. Quienes viven en hogares violentos no disponen de esa seguridad y el miedo, la confusión, el terror y/o la angustia son las emociones a las que se enfrentan a diario. Recuperarse de eso no es tarea fácil, pasar del intento de supervivencia diaria a vivir, simplemente, con afecto y protección, es una odisea. Cuando el maltrato se convierte en una forma de relación, las alternativas resilientes y de buentrato han de ser reconstruidas desde la generación de nuevos vínculos amorosos y seguros. Las víctimas de violencia han de volver a encontrar sentido a sus vidas, entender por qué quien las tenía que cuidar y amar las daña; educar en la ética del cuidado y los buenos tratos es el reto del siglo XXI, la construcción de un apego seguro es clave para la prevención de las violencias y la infancia de hoy es la que puede poner fin al patriarcado violento del futuro. Si no cuenta con los medios y los apoyos para ello, será mucho más difícil.
Pues aquí, celebrando mi década bloguera con mi monotema. A por otros diez en los que espero, de verdad, cambios significativos para poder hablar de historias felices, de familias bientratantes, de redistribución de la riqueza, del cumplimiento de los derechos humanos, de que ya no necesitamos rescatar a nadie en el mar (y no hay personas acusadas por salvar vidas), de que la igualdad se ha conseguido y las violencias se han erradicado. Gracias a todas las personas que me han seguido en estos años y espero seguir compartiendo más reflexiones a través de este blog. E infinitas gracias a Lourdes Bravo porque sin ella este blog no existiría (ella es la artífice del diseño, la construcción y el empuje para que me convirtiese en bloguera).