Asisto perpleja en los últimos días a una serie de hechos, magnificados por las redes sociales, que me dejan seriamente preocupada. Tengo la sensación de estar contemplando el “Backlash” que relatara Susan Faludi en 1991, pero amplificado un cuarto de siglo después. Dicen que el patriarcado muere matando pero las mujeres empezamos a estar más que hartas de sus estertores tan virulentos.
Ahora que se aproxima el 8 de marzo, y que se prepara un paro mundial de mujeres, pienso cuán diferentes son nuestras estrategias de supervivencia y defensa de nuestros derechos. Mientras nosotras llamamos la atención sobre los feminicidios constantes dejando de producir para el sistema neoliberal durante unas horas, algún eurodiputado se permite decir en una cámara parlamentaria que las mujeres somos más débiles, más pequeñas y menos inteligentes que los hombres, lo que justifica nuestros inferiores salarios.
Mientras varias compañeras acampan en la Puerta del Sol (Madrid) y comienzan una huelga de hambre para exigir un pacto de estado contra la violencia machista y la adopción urgente de 25 medidas para su prevención y erradicación, ellos inician el año más violento desde 2008 con más de 20 mujeres asesinadas en dos meses (nos da una media de 3 mujeres asesinadas por semana, si eso pasara en cualquier otro colectivo se desataría una alarma sin precedentes y se pondrían las medidas necesarias para evitarlo, en nuestro caso parece que nos acostumbramos y la indiferencia brilla por su presencia).
Mientras nosotras (las feministas) creamos alianzas con la población LGBTI y nos posicionamos en la defensa del respeto a las diversidades, ellos sacan buses con mensajes transfóbicos y promotores de discriminación hacia menores trans (y sí, también hay mujeres en “ellos”, el patriarcado es lo que tiene).
Sí, hay diferencias, y tiene que haberlas, porque por mucho que nos duela y por mucha rabia acumulada que tengamos, el patriarcado no se combate con violencia. Nosotras tenemos que ser capaces de plantear otra manera diferente de hacer las cosas.
Percibo un odio irracional en muchos comentarios leídos en prensa digital o redes sociales hacia las mujeres, hacia las personas que no encajamos en el modelo heteronormativo patriarcal y eso es preocupante. No sé hasta dónde nos llevará esa escalada de odio pero nuestras vidas están en juego y urgen medidas inmediatas por parte de los poderes públicos para detener esta barbarie de terrorismo machista.
Porque sí, creo que podemos hacerlo de otra manera, pero si nuestras justas demandas no son escuchadas, siempre nos quedará la autodefensa feminista, y no, la defensa no es ataque, la defensa es garantizar nuestra integridad, nuestra seguridad, nuestros derechos, nuestras vidas…
La verdad es un momento de la historia donde no sabemos bien hacia donde mirar, actualmente no conozco que parte de este planeta viviendo en nuestra cacareada «civilización», está exenta de un retroceso en los derechos que como mujeres habíamos logrado (aunque tal vez fuera mejor decir de manera ficticia), era cierto que no debíamos bajar la guardia (algunas y algunos daban por hecho la adquisición de igualdad), que todo estaba por ver, mientras a unos niveles nos matan directamente(nos asesinan), en otros preparan el terreno para que lo hagan legalmente y/o por vía ejecutiva: en este país, en Sudamérica, en Norteamérica, en Europa, en Asia, África,…¿donde no?…¿en que parte de este planeta no sufrimos consecuencias por ser mujer?…