En estas fechas en las que todo el mundo se desea lo mejor y nos inundan infinidad de vídeos y fotos con papás noeles, árboles navideños y luces de colores,… me siento impelida a esbozar yo también mi mensaje de navidad.
Odio la navidad! Soy atea! Reconozco que esta fecha tiene un significado especial para lxs cristianxs del mundo, pues según la tradición allí nació Jesús de Nazaret, un señor que vino a esta tierra (también según lo que nos han contado) a esparcir paz, amor y buena voluntad, con un éxito bastante escaso (a innumerables pruebas me remito). Así pues, también según la tradición, en esta noche hay que unirse con la familia y celebrar algo, si no lo haces eres considerada “rara”.
Hoy millones de personas en el mundo comerán, beberán y festejarán cuánto se quieren (o se odian pero lo disimulan bien, que de todo hay); hoy millones de personas en el mundo se olvidarán de sus problemas (y de los problemas de lxs demás, que es todavía mejor), hoy millones de personas en el mundo celebrarán el nacimiento de su salvador, que nació, oh paradojas de la vida, en un pueblo de Palestina, sí, ese pueblo que a millones de personas que hoy están festejando les importa tres pimientos (allí también hay niños/as, por si sirve de algo); Palestina, cerca de Siria… Hoy millones de personas en el mundo no tendrán hogar donde celebrar la navidad, hoy millones de personas en el mundo no podrán celebrar la navidad porque sencillamente no estarán (y no hablo de las dolorosas ausencias por muertes por enfermedad o accidentes, hablo de las ausencias por muertes provocadas por terroristas asesinos).
No estará Yuliana Andrea Samboni, de 7 años, porque un cerdo machista, rico para más señas, la violó, torturó y asesinó en Colombia. No estará Lucía Pérez, la adolescente de 16 años también violada, empalada y asesinada en Argentina (país con menos habitantes que España donde cada año asesinan a casi 300 mujeres). No estará Ana María Enjamio, de 25 años, apuñalada hasta la muerte en Vigo por otro asesino machista,…
Para las familias de las asesinadas por violencia machista, para las familias refugiadas, para las familias sin recursos,… esta no será una “dulce navidad”.
Yo tengo la suerte de ser una privilegiada, tengo una familia de elección maravillosa, amigas y amigos que me quieren y a quien quiero, tengo techo, trabajo, salud (a veces algo deteriorada pero la suficiente para sobrevivir)…, pero me duele el dolor de quien no dispone de esos privilegios. Yo no creo en un día para hacer un simulacro de paz y amor, creo que la paz y el amor se tienen que experimentar los 365 días del año, los valores en los que creemos han de ser evidentes todos los días; creo en la igualdad, en la justicia, en los buenos tratos, en los cuidados,… aunque no siempre sea capaz de ponerlos en práctica, pero me esfuerzo en ello cada día, no sólo cada 25 de diciembre. No suelo felicitar la navidad (en coherencia con mi laicismo, mi ateísmo, mi feminismo,… y todos los “ismos” guays, no los chungos) pero sí suelo transmitir buenos deseos para toda la gente que quiero, para toda la gente buena. Para los malos (machistas, maltratadores, violadores, asesinos,…) mis peores deseos para que se pudran en la cárcel (o en el infierno si creen en él).
Mis buenos deseos se concentran este año en la capacidad de construir un mundo más sensible, cuidadoso, justo, respetuoso con todo tipo de diversidades (sexo, género, etnia, cultura, orientación sexual, capacidad, situación económica,…), en definitiva, un mundo feminista! Feliz igualdad y feliz 2017!