Hace cuatro años y medio decidí empezar la aventura de ser bloguera. Este era un sitio tranquilo, pequeño, para amigas/os y compañeras/os que luego se fueron extendiendo un poco más pero siempre de forma muy pausada. Recibo una media de 250 visitas al mes, cosa que a mí me alucina, pero que en el mundo de Internet es bastante poco. Hasta ayer.
En 24 horas, el post publicado ayer recibió alrededor de 500 visitas. He escrito post mucho más duros pero mira tú por dónde este ha detonado una “caza de brujas”, sí, porque muchas de las visitas han ido acompañadas de sus correspondientes comentarios. Nunca había tenido que moderar los comentarios en mi blog. En estos cuatro años sólo había tenido que borrar tres o cuatro, denunciados, por cierto, ante la Guardia Civil por su contenido violento. Hasta hoy.
Supongo que a nadie le gusta que vayan a su casa a insultar, pues, y esto es una perogrullada, este blog es mi casa virtual. Y me pueden llamar fascista, intolerante y todo lo que les apetezca pero no voy a permitir comentarios descalificadores e insultantes en este blog. El insulto y la descalificación no entran dentro de lo que yo considero un debate de interés. Y este blog está pensado para que yo, su autora, escriba sus reflexiones y opiniones sobre diversos temas, sin mayores pretensiones. Entiendo que haya gente que esté en absoluto desacuerdo, pero nadie está obligado a leerlo y/o a opinar descalificando. Hay opiniones discrepantes sobre lo que yo he escrito en unos post que se mantienen, simplemente porque la discrepancia es sana y el insulto ofensivo y violento. Y yo no consiento que ejerzan violencia sobre mí ni sobre ninguna mujer. Hay suficientes foros en Internet para llamarnos “feminazis”, “hembristas”, “enemiga de los portadores del nabo” (esta es flipante), pero este NO es ese foro. No en mi espacio, no en mi casa.
Así pues, a quienes me apremiaban una respuesta aquí la tienen. Si siguieran mi blog verían que suelo escribir una vez al mes porque no me sobra el tiempo precisamente. Me asombra que haya gente a quien le sobre y se pueda dedicar una mañana entera a postear el mismo comentario una y otra vez en numerosas entradas de mi blog. ¡Lo que es no tener nada que hacer! Una, como está entre esa población privilegiada y recortada que aun conserva su empleo, no se puede dedicar las mañanas a responder comentarios ofensivos.
Este es el único alegato que voy a escribir en relación a mi post “El poder del pater familias”. No voy a perder mi tiempo en justificar mis ideas, mis conocimientos o mis posicionamientos públicos con gente intolerante (y va especialmente por algunas personas, no todas las que han enviado comentarios han sido maleducadas, pero sinceramente, no tengo tiempo para responder de forma personalizada).
Siempre me ha asombrado la facilidad con la que algunas personas juzgan y opinan sobre determinados temas sin conocerlos. Yo no me imagino diciéndole a un cirujano: mejor corte por allí, que por aquí creo que no procede, o a un químico: huy! esa fórmula no me gusta, mejor le añades un poco de silicio y una pizca de titanio. Pero hay temas en los que todo el mundo pontifica sin tener repajolera idea. Y uno de ellos es la violencia contra las mujeres.
De verdad que lamento profundamente que la mayoría de personas que han comentado mi post parezcan no saber leer. En mi post hablaba, entre otras cosas, de las consecuencias de la violencia de género en los y las menores, pero en ningún momento he negado que existan mujeres que asesinan a sus hijos/as. Sería absurdo negar o falsear una realidad evidente, soy feminista, no imbécil. El problema es que yo estaba hablando de violencia de género, y el fenómeno de las mujeres que asesinan a sus hijos/as, como cualquier persona que asesine a otra, es execrable y merece toda mi condena, pero no es violencia de género. Así que voy a ofrecer una, espero que didáctica y breve, clase sobre la violencia contra las mujeres:
Hay múltiples formas de violencia (a las que NO voy a aludir, por si alguien no lo ha leído), pero yo soy experta en violencia de género, no en el resto de múltiples formas de violencia. La violencia de género es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido a la dominación de la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y a la interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo. La violencia contra la mujer a lo largo de su ciclo vital dimana especialmente de pautas culturales, en particular de los efectos perjudiciales de algunas prácticas tradicionales o consuetudinarias y de todos los actos de extremismo relacionados con la raza, el sexo, el idioma o la religión que perpetúan la condición inferior que se le asigna a la mujer en la familia, el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad. (Naciones Unidas, Plataforma de Acción de Beijing, 1995)
Las mujeres sufrimos violencia por parte de los hombres por el simple hecho de ser mujeres. Esta violencia adopta múltiples manifestaciones, a saber:
– Violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico.
– Agresiones sexuales.
– Acoso sexual.
– Tráfico de mujeres con fines de explotación sexual, laboral y matrimonios serviles.
– Prostitución.
– Mutilación genital femenina.
– Violencia contra los derechos sexuales y reproductivos.
– Hostigamiento en los espacios públicos.
– Acoso moral.
– Violencia de género derivada de conflictos armados.
– Crímenes de honor.
– Feminicidio.
– Violencia de género a través del lenguaje sexista y los productos culturales.
– Violencia de género a través de la publicidad, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
– Violencia económica.
– Violencia institucional.
– Violencia de género de carácter ritual, pseudo religioso o religioso.
– Tolerancia social frente a la violencia de género.
Pues bien, dentro de la violencia de género en el ámbito doméstico, a la que también podemos denominar violencia de género, o violencia masculina, en las relaciones de pareja o expareja, se pueden producir los siguientes subtipos de violencia:
– Violencia física
– Violencia psicológica
– Violencia sexual
– Violencia económica
– Violencia social
– Violencia a través de los/as hijos/as, y aquí hemos llegado, por fin!!!, a la forma de violencia a la que aludía en los primeros párrafos de mi post y que entra de lleno en la violencia de género.
Y bien “queridos/as” lectores y lectoras, si habéis logrado llegar hasta aquí creo que puede ser fácilmente deducible que:
1) No odio a los hombres, rechazo un modelo de masculinidad tradicional que ha perjudicado históricamente a las mujeres, pero también a los propios hombres; rechazo el ejercicio de la violencia en sus múltiples formas; rechazo prácticas y modelos no personas.
2) No apoyo el exterminio de los hombres, aunque reconozco que algunos merecerían estar encerrados en prisión de por vida (no, no apoyo la pena de muerte, ni siquiera la cadena perpetua). (Pero me hace mucha gracia que todavía exista gente que piense que las feministas queremos asesinarlos a todos, esto de los mitos es un tema apasionante)
3) Sí defiendo un mundo en el que mujeres y hombres podamos convivir en igualdad, respetándonos, en el que las relaciones afectivas se construyan desde la complicidad y el afecto y no desde la opresión y el dominio.
4) Sí apoyo a cualquier mujer cuya libertad y derechos se vean lesionados por el poder patriarcal.
5) Y sí, voy a seguir teniendo los comentarios moderados hasta que las aguas vuelvan a su cauce, cesen los insultos y descalificaciones y nos dejen en paz a las que intentamos hacer de este mundo un lugar de convivencia en igualdad.