La noticia que aparece hoy en un periódico de Levante debería hacernos reflexionar a todas/os. De su lectura podemos entresacar cómo afecta el terrible drama de la violencia de género a las mujeres inmigrantes.
La ausencia de una red de apoyo en el país de acogida, la falta de recursos, el miedo, la soledad, la violencia,… golpea a las mujeres inmigrantes en nuestro país, y de tal forma se está visibilizando el fenómeno que parece desviarse el centro de atención del problema. Parece que las «autóctonas» ya no sufren violencia (como si el «macho ibérico» se hubiera redimido de improviso) y el foco mediático está puesto en resaltar la nacionalidad de las nuevas víctimas de la violencia de género en nuestro país. Sin embargo, en lugar de concluir que la violencia de género es un fenómeno universal, que no conoce fronteras y que los datos avalan que las españolas siguen sufriendo de igual forma la violencia, ahora parece que sólo las inmigrantes son las que mueren (asesinadas eso sí por otros inmigrantes, no por «los nuestros»). El empeño de remarcar la nacionalidad de las víctimas (incluso por colectivos que se dicen feministas) contribuye a crear dualidades entre ellas y nosotras, olvidando que lo que hay que remarcar es que nos falta una mujer más fruto de la violencia machista, da igual que esa mujer sea canaria, ecuatoriana, rusa o brasileña, lo definitorio de esta violencia es «el ser mujer» no su nacionalidad. Esta sesgada visibilización del problema puede contribuir a reforzar prejuicios racistas y a hacer olvidar que la violencia contra las mujeres es universal, como universal es el patriarcado que la sustenta. Mientras las relaciones entre hombres y mujeres se construyan sobre la base de la desigualdad habrá violencia, y en eso deberían empezar a poner el acento los medios y los colectivos.
Pero esta noticia nos permite otra reflexión. La soledad en la que fue enterrada Silvana nos trae a la mente algunas preguntas: ¿dónde están las/os responsables políticos de los organismos de igualdad? ¿Dónde los colectivos de mujeres? ¿Dónde la sociedad en general? ¿Por qué un crimen por violencia machista no logra llevar al cementerio más que a dos periodistas? Ojalá que el entierro de Silvana sea el único que se produzca en esas condiciones. No sé, tal vez tendría algo que ver su «profesión» (supuestamente ejercía la prostitución), qué lástima que las «progres» reglamentistas no convirtieran su entierro en el de Grisélidis Real, ¡hay que ver «hasta para ser puta hay que tener suerte»!
Después de leer la brutal noticia y tu entrada, poco me queda por decir, María, salvo que estoy de acuerdo con todo lo que expones. Me parece increíble que siga habiendo muertes de primera y segunda categoría 🙁
¿No hay asociaciones de mujeres en Gandía? Si no van a su entierro las altas esferas, qué menos que las personas que se supone que están al tanto de los problemas cotidianos.
Descanse en paz Silvana.