El culebrón «Casimiro» ha continuado con la dimisión presentada como senador (no como Presidente del Cabildo de La Gomera, cargo al que todavía se «apatagarra» pese a las exigencias de la cúpula socialista de Madrid). Bueno, de momento parece que nos tendremos que quedar con una dimisión, hecho que debería servir de ejemplo en otros partidos, en los que no sólo no dimite ni dios, sino que garantizan la inmunidad de sus imputados convirtiéndoles en senadores (veáse caso Zerolo). ¡Qué asco de política!
Eso sí, todo el mundo anda más preocupado por no mover silla en el PSOE gomero, por el impacto mediático de que un senador haya agredido a «la autoridad» (en un sistema patriarcal ya se sabe que esto es muy importante), por el «puritanismo» desatado porque un senador eche «una canita al aire»,… pero nadie (o casi nadie, salvo Luján) se preocupa mediáticamente de la humillación a las mujeres prostituidas en el «Gola chicas». Ya se sabe, humillar a una puta va en el lote del alterne machista y misógino, todo el mundo sabe que «mearse en las putas» va «incluido en el servicio» y que para eso están las putas, para hacer con ellas lo que queramos porque total, no son seres humanos, son mercancía que pagamos al mejor postor.
En un partido que está batallando por la eliminación de los anuncios de prostitución de los medios de comunicación, que lucha contra la trata de mujeres, que promueve la prevención y erradicación de la violencia de género y apuesta por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres no tienen cabida actitudes y comportamientos como los descritos. Si los Curbelos del mundo que habitan el PSOE tuvieran un poco de decencia ya estarían afiliándose a otro partido, porque, desgraciadamente, no me creo que el caso de Curbelo sea el único. El problema es que la gente debería tener un poquito de ética y coherencia con los valores que su formación política dice defender. Que para partidos incoherentes en los que nadie dimite ya tenemos a la derecha.