Mientras me encuentro en Málaga, en el II Congreso Nacional sobre «Convivencia y resolución de conflictos en contextos socioeducativos», justamente presentando buenas prácticas sobre educación intercultural, la prensa canaria recogía en todas sus portadas la vinculación que hacía Paulino Rivero, Presidente del Gobierno de mi Comunidad Autónoma, entre violencia de género e inmigración. Para nuestro «insigne» Presidente, se producen más casos de violencia de género por la peligrosa presencia en nuestra tierra de colombianos y ecuatorianos. Eso sí, el Sr. Rivero no tiene datos estadísticos ni empíricos al respecto, pero no importa, a la población hay que enseñarla a soltar por la boca lo primero que se viene a la cabeza, que aunque sea falso, ya la duda está sembrada. El problema de las palabras de Paulino es que si hubieran sido dichas por un «manolo» cualquiera en el bar de la esquina no tendrían mayor trascendencia; lo grave y preocupante de este asunto es que semejante aseveración ha sido dicha por un Presidente de Gobierno y lo único que nos faltaba en Canarias es alimentar el fantasma del racismo y la xenofobia al vincular inmigración y violencia de género. No voy a detallar aquí la universalidad del patriarcado, la globalización del fenómeno de la violencia de género y su independencia de nacionalidades y lugares de origen porque estoy convencida de que quien lee este blog tiene más formación que el Presidente del Gobierno canario. Ante la vergüenza ajena que me produce estar gobernada por un adalid de la irresponsabilidad y del analfabetismo funcional, sólo me queda recurrir a dos frases que han hecho «historia» y que han sido pronunciadas por dos personajes que no son santo de mi devoción pero que vienen al pelo. Una es «¿por qué no te callas?» y la otra es «váyase sr. Rivero, váyase».
Rivero ha conseguido en unos segundos legitimar un prejuicio y alimentar un caldo de cultivo peligroso y además ha logrado que todo el trabajo de asociaciones, fundaciones, centros educativos,… que apuestan por la educación intercultural y/o por la coeducación se vaya al traste con sólo abrir la boca. ¡Qué triste que determinados políticos no tengan la suficiente ética ni altura moral para favorecer la cohesión social y el respeto a la diversidad!
Por cierto, en el Congreso de Málaga se habló de reconocimiento, de respeto como base de la interculturalidad, se habló de la necesidad de conocer para reconocer, se habló de estrategias de resolución asertiva de conflictos, de buen trato,… Tal vez al Sr. Rivero le hubiera venido bien una «inmersión», no lingüística, pero sí social y cultural en otros espacios no discriminatorios y sí de anti-racismo y promoción de los Derechos Humanos.
Y sin contar q «oculta» la realidad canaria y la situación de la violencia,
Así como la tarea del gobierno que preside en esta materia.