Al hilo del testimonio de Rocío Carrasco se ha vuelto a poner la violencia machista en el debate público de forma exacerbada. Mientras su relato ha servido para remover las vivencias de miles de mujeres, el machismo y la misoginia se han enfervorecido en las redes, haciendo trending topic el #RocíoYoNoTeCreo, frente al #YoSíTeCreo que muchas mujeres, entre las que me encuentro, hemos enarbolado. Vivimos en un mundo en el que cualquier persona con un móvil y conectividad puede opinar lo que le venga en gana sin tener idea de lo que habla; en este sentido, se ha juzgado a Rocío por cobrar por su testimonio; por hacerlo en una telebazofia como Tele5 (también conocida como Telecirco); por ser famosa; por, supuestamente, guionizar su dolor; por ser mala madre; por no haber luchado lo suficiente por su hija y su hijo; por haber denunciado tarde; por “someter” a su ex al escarnio público cuando la justicia no lo consideró culpable (ni no culpable, por cierto),… y así hasta el infinito. He leído comentarios de opinadoras/es de redes que dicen “yo la creo pero…” que es el nuevo “yo no soy machista/racista… pero…” Argumentos del tipo: no dudo que haya sido maltratada pero mira que contarlo en prime time y cobrando, cómo se atreve, cómo no donar lo que cobra a una asociación de víctimas… Lo triste es que muchas de las opiniones que he leído no provienen de “cuñados de bar” sino de mujeres que se dicen feministas y, lo que es peor, de colegas de profesión. Y para las y los colegas va dirigido este post. Sigue leyendo Flores con espinas. Sobre los relatos de las violencias machistas