El pasado puente del 1 de noviembre me escapé a un hotel de 4 estrellas en el norte de la isla de desconexión y relax. Una tarde, tumbada en una hamaca leyendo, aparecen dos treintañeros con sus respectivas novias / parejas o lo que fueran, y se aposentan en las escaleras de entrada a la piscina bloqueando el acceso, salvo que les pidieras permiso o saltaras por encima. No éramos más de 20 personas en esa zona, la mayoría “guiris”; no sé si los cuatro “jinetes del Apocalipsis” dieron por hecho que nadie entendía español, pero allá que empezaron a vociferar contando sus hazañas carcelarias, porque sí, uno de ellos había estado en prisión (un primo suyo seguía dentro por pertenencia a banda organizada y no sé cuántos delitos), contando cómo tenían un colega Guardia Civil que les informaba del estado de sus antecedentes penales, cómo el sistema era una mierda porque mira tú, para lo que habían hecho y les cae una condena así, cómo la ley de violencia de género era otra mierda porque una mujer (a la que hacían referencia) fingía sus crisis de ansiedad, y claro, los hombres siempre eran los culpables y menuda injusticia… Y así media tarde. Como mi objetivo era el relax, tuve que moverme al otro extremo de la piscina para evitar oírles, pero reflexionaba internamente cómo tenía que ser yo la que se alejara mientras ellos disfrutaban alegremente y a voz en grito de sus cuitas penales sin cortarse un pelo y sin aparentar estar avergonzados. Y ellas allí, muy sonrientes, escuchando a sus machis sin abrir la boca. Uno de ellos llevaba una pulsera de España en la muñeca… Estos son los patriotas, este es el perfil de una buena parte de votantes de la ultraderecha: maltratadores, delincuentes. Sigue leyendo Juego de patriotas made in Spain