Hoy es un día histórico. No sólo porque comienzo mis vacaciones veraniegas después del peor curso escolar de mi historia, que ya es importante, sino porque se cumple el quinto aniversario de la aprobación de la Ley de matrimonios homosexuales y España no se ha roto, es más, hemos llegado a cuartos sin mayores problemas.
Frente al catastrofismo del PP, lo único que ha afectado a España, al igual que al resto del mundo, es la crisis económica provocada por un capitalismo feroz y un modelo neoliberal que no se sostiene pese a que los gobiernos de los países ricos se empeñen en seguir haciéndole el juego al FMI. Pero, aparte de la crisis económica, la crisis de las familias que auguraban tras la aprobación de la ley de matrimonio igualitario no parece producirse, y si en cinco años, nuestras familias se mantienen igual de sanas o insanas, debe ser que la ampliación de derechos para una parte importante de la población no debía ser tan traumática como auguraba la derecha y los estamentos más conservadores de la jerarquía eclesiástica.
Porque frente a los nuevos modelos familiares que muchas personas siguen empeñadas en invisibilizar, el modelo de familia «tradicional», ese que defiende tanto el PP y la iglesia, sigue siendo igual de patriarcal, igual de rígido e igual de violento. En las últimas semanas dos mujeres han sido asesinadas en Canarias en el contexto de relaciones familiares «tradicionales». En lo que va de año, la violencia de género ha causado 45 víctimas mortales, todas ellas mujeres asesinadas por hombres (habitualmente sus parejas o exparejas sentimentales, aunque hay que sumar hijos, yernos y demás familiares varones que solucionan sus problemas a cuchillazos o con cualquier otro método igual de «asertivo»). Todo ello, eso sí, dentro de las familias modelo que nos plantea la derecha más rancia y la iglesia más ultraconservadora.
Si en lugar de preocuparse tanto por las familias homosexuales que van a provocar la crisis de la familia en España o por las mujeres que abortan, se ocuparan de transformar la masculinidad patriarcal y violenta, otro gallo nos cantaría, pero no, los privilegios masculinos son intocables e incuestionables, a nosotras sí se nos puede deslegitimar, humillar y violentar sin problemas. Y no, no voy a hacerle publicidad al nuevo héroe de «machistas sin fronteras», si alguien quiere ampliar la información puede visitar la web de mi asociación.
Y hablando de masculinidades patriarcales, hoy sale una noticia en Canarias Ahora realmente escandalosa: un educador de uno de los principales centros de protección de menores de Tenerife ha sido acusado de abusos sobre esos menores durante al menos dos décadas. Bueno, lo de «educador» es un eufemismo porque es indignante y lamentable que sucedan hechos como éste y ya está tardando el Cabildo en plantearse medidas de control más eficaz sobre los recursos que gestiona. O quizá, con la excusa de la crisis nos va a decir que no le quedan educadores decentes… Como la crisis es la excusa perfecta para todo, desmantelamiento del Estado de Bienestar incluido.
En fin, lo dicho, que se ha acabado el curso (con los peores resultados académicos de todo el Estado), pero hay que desconectar y disfrutar, que ya la Consejera de Educación se ocupará de arreglar el desaguisado de la educación en Canarias formando a las/os docentes… ahora tendremos a docentes superpreparadas/os sin recursos para poder aplicar su formación en el día a día.