Ni soy aficionada a los tangos ni al flamenco, pero L se ha comprado el último disco de Diego el Cigala que se llama «Cigala&Tango». Hasta ahí todo bien, ya que en una vista apresurada del repertorio vi que versionaba «Alfonsina y el Mar» y me dije que incluso me podía gustar y todo. Pero una mirada con más detenimiento me impulsa a escribir este post.
Mira que debe haber tangos para dar y regalar, no sé cuántos se pueden haber escrito, pero sospecho que miles, y al Cigala, entre once tangos que revisiona en pleno siglo XXI, no se le ocurre otra cosa que incorporar uno que hace apología de la violencia de género y de la masculinidad más tradicional y machista. Y me dirán… ¡es que todos los tangos son machistas!, pero no, «Tomo y obligo», el tango al que aludo, es el colmo. De hecho, yo lo llevo utilizando como ejemplo desde hace años para explicar la violencia de género a través de la música como producto cultural. Y casi un siglo después de su composición, nos lo devuelven editado en versión flamenquita. Y para más recochineo, lo edita «El País», que era (¿es?) un periódico «progre» y tal.
Así que, boicot! al Cigala&Tango, a ver si aprende a revisionar la música con un poquito de perspectiva de género. Y para quien no conozca de qué va la letra, aquí van unas estrofillas:
(…) «Y hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada,
fue para mí una puñalada y de celos me cegué,
y le juro, todavía no consigo convencerme
cómo pude contenerme y ahí nomás no la maté.
Tomo y obligo, mándese un trago;
de las mujeres mejor no hay que hablar,
todas, amigo, dan muy mal pago
y hoy mi experiencia lo puede afirmar.
Siga un consejo, no se enamore
y si una vuelta le toca hocicar,
fuerza, canejo, sufra y no llore
que un hombre macho no debe llorar.»
Interpretación «for dummies»: la canción cuenta cómo un hombre se encontraba enamoradísimo de una mujer, esta se va con otro y él, «desesperado» piensa en matarla y en emborracharse. Por cierto, los hombres también se deberían de cabrear muchísimo con esa imagen que ofrecen de masculinidad en el siglo XXI.